Clínica Veterinària Poblenou

Algunas patologías pueden causar o empeorar determinados problemas de comportamiento

Cada vez más conocida y con un papel más preponderante, la etología clínica veterinaria es la especialidad en medicina del comportamiento. Es decir, se ocupa de los problemas de conducta que están relacionados con patologías, tanto físicas como mentales, y que puede transformar la manera de actuar de un animal.
 
 

Afirma Cristina Ortegaetóloga veterinaria de Etoservice Etología Veterinaria, que “lo que se busca es un manejo amable de los animales e informar a las personas sobre el comportamiento de su mascota, que puede ser normal o no“. Porque lo que persigue la etología clínica es el bienestar de los animales, a nivel físico y mental, además de prevenir problemas de comportamiento y la resolución de esos problemas; entre ellos, miedos, fobias, agresividad, ansiedad, eliminaciones inadecuadas, estrés, etc. Pero no solo en el ámbito del animal en sí, sino también en el entorno en el que vive. “La etología clínica nos ayuda tanto a prevenir como a tratar problemas de comportamiento. Pero para poder tratar esos problemas de conducta debemos valorar el ambiente en el que vive el animal, su salud y su vínculo con la familia con la que convive. Todo ello para asegurarnos de su bienestar“, afirma Ortega.

Porque la genética influye en el comportamiento de todos los animales, de hecho, conductas como el miedo y la agresividad son heredables en gran medida. Pero el ambiente en el que crecen, las experiencias que viven y el aprendizaje que dura toda la vida también son aspectos a tener en cuenta, ya que van a influir siempre en el comportamiento del animal. “Siempre que un animal presente un problema de comportamiento se ha de acudir al veterinario generalista o a un especialista en etología para descartar si existe alguna patología en el animal“, añade la etóloga veterinaria de Etoservice Etología Veterinaria.

Es el veterinario el que informa y aconseja sobre el manejo de un animal, o bien será el encargado de derivar a un especialista en etología veterinaria si se detecta un problema de comportamiento. Y por problema de comportamiento se entiende, según especifica la etóloga, como “toda aquella conducta que puede generar un conflicto en la convivencia con su familia“. Dichos comportamientos pueden se normales (propios de la especie, es decir, el rascado en los gatos) o comportamientos que estén menoscabando la salud del animal o interfiriendo en su bienestar, por ejemplo, morder a sus tutores debido al miedo o la ansiedad. “Existen muchas patologías que pueden causar o empeorar algunos problemas de comportamiento y que se deben tratar antes de modificar la conducta del animal. Sobre todo, porque si no se soluciona el problema médico, éste afectará a la conducta del animal“, añade Cristina Ortega. Y señala el dolor, problemas hormonales, problemas neurológicos, ortopédicos, dermatológicos, etc., como algunas de las complicaciones médicas causantes de este comportamiento anómalo en el animal.

Al igual que ocurre con otras disciplinas de educación animal, lo conveniente sería comenzar cuando el animal es un cachorro, aunque “se pueden tratar los problemas de comportamiento a cualquier edad“. Y aunque todos sabemos que los cachorros son siempre más maleables que un perro senior a la hora de aprender, reaprender y deshacerse de los malos hábitos, por ejemplo, la etóloga Ortega nos indica cuándo sería más conveniente. “Lo ideal en cachorros, gatitos o cualquier otra especie es la prevención de problemas de comportamiento desde su nacimiento e, incluso, durante la gestación, ya que se sabe que el estrés en la madre durante la gestación influirá en el comporta miento de sus cachorros. El periodo de destete también es un momento clave y muy importante (cabe recordar que los cacharros deben permanecer con la madre al menos hasta los dos meses de edad, en los perros, y hasta el mes y medio, en el caso de los gatos) y durante el periodo de socialización, que es una fase fundamental para el desarrollo del comportamiento del animal cuando sea adulto. Y que varía de las tres a las 12-16 semanas, en el caso de los perros”, concluye.

Modificar la conducta

Por su parte, en animales jóvenes se recomiendan las denominadas “clases para cachorros” o “clases para gatitos“, ya que previenen problemas de conducta e influyen en su futuro comportamiento como animales adultos. Además, los problemas surgidos en este periodo son, desgraciadamente, “una de las principales causas de abandono“, explica Ortega.

Sin embargo, tal y como corrobora la etóloga de Etoservice Etología Veterinaria, los problemas de comportamiento pueden aparecer a cualquier edad, y señala algunos ejemplos, como un evento traumático cuando el animal es adulto, un mal manejo durante su juventud, problemas durante la pubertad con otros animales o incluso la disfunción cognitiva en animales senior (similar a la demencia senil o el Alzheimer en humanos). “Aunque es mucho más fácil tratar un problema reciente que un problema que lleva años ocurriendo, al igual que en los humanos“, destaca, para aclarar que, por ejemplo, un animal puede tener un carácter miedoso desde su nacimiento (heredado), “pero no tiene por qué desarrollar un problema de fobia a ruidos, por ejemplo, si el ambiente en el que ha vivido le ha enseñado que esos ruidos no son estímulos aversivos.

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